domingo, 5 de junio de 2011

SABADAZO













I
El ómnibus devora con audacia las intrincadas vías de Puerto Príncipe, de regreso. Ha sido un día intenso, pero los rostros reflejan alegría, que se multiplica tras los compases contagiosos de una kisomba cristiana, que le arrebata las manos del timón al conductor, para hacerlo canturrear, de cuando en cuando, la melodía que se nos pega. Una tras otra desfilan las melodías, que arrancan pasillos improvisados en el interior del vehículo de transportación masiva. Todos nos movemos acompasadamente. Algunos muerden una masa de algodón con tela antiséptica, porque les han extraído algunos dientes o molares. ¡Pero esos también se mueven! Cualquiera que los viese se aventuraría a decir, como dijo un cubano de rancio abolengo en una fiesta de igual talante: “¡Que pare el que tenga freno!” A nuestro lado viaja la portorriqueña Deliris Carrión, a quien agradecemos interiormente el habernos asegurado el transporte que nos conduce en este momento. El pastor Ezequiel Batista me interroga con la mirada, como si quisiera saber mi punto de vista en relación con los acontecimientos del día que fenece. “Ha sido lo mejor que hemos visto en OEIIH. Simplemente un sabadazo” le contesto, al tiempo que me dispongo a recorrer los laberínticos argumentos que me han hecho formular tal afirmación. Para ello doy un paneo retrospectivo en el recuerdo…
II
A las ocho de la mañana hay ansiedad en las miradas. Se presagia tormenta, aunque los más avezados dicen que sólo por la tarde podría llover. De todos modos Ezequiel tiene convocados a los cien niños que conforman el Programa OEIDIH, porque los médicos portorriqueños nos han ofrecido sus inestimables servicios de Estomatología. Por un minuto recuerda que tras un dolor de muelas intenso tuvo que pagar 40 dólares para hacerse una extracción. ¡Qué va! ¡De ningún modo podemos perdernos esa oportunidad! Y se pasea impaciente, ente la no llegada del ómnibus que nos prometió llegar a las siete y cuarenta. Él ha declarado por fe que el evento se desarrollaría, y ahora espera una respuesta de lo alto, y también de los de acá abajo. ¡Al fin la guagua! Todos abordamos el ómnibus. Unas ochenta personas entre niños y adultos en una mañana que presagia incertidumbres atmosféricas, dentro de un ómnibus, cuyo chofer parece ser el más jacarandoso de todo Puerto Príncipe, a juzgar por sus ademanes al compás de cada canción cristiana. Unas fotos para la posteridad, o la memoria gráfica, y ya estamos en marcha. El ómnibus devora las distancias, burlando trabazones y embotellamientos, porque sin saber cómo, se las ha ingeniado el chofer para burlar el flujo vial y romper todos los pronósticos. Nos encomendamos a Dios, y cantamos. Cantamos porque nos lo pide el cuerpo, porque tenemos a varias decenas de huérfanos cantando a nuestro alrededor, sin que por un momento recuerden su condición de niños arrancados del seno de sus padres; cantamos, porque aunque no contamos con el financiamiento del programa en su conjunto nos vamos hacia adelante, porque “por la fe el justo vivirá”, sentencia la Palabra. Así que aunque no tengamos aprobado el proyecto que sustente el desarrollo de todas las actividades que tenemos concebidas, vamos hacia adelante. Finalmente cantamos porque vamos a un encuentro con otros orfanatos. Los nuestros llevan el sello distintivo de un nuevo concepto de estos centros, donde los patrocinadores son una especie de padres adoptivos, y no unos impartidores de órdenes secas e imperiosas. Allí nuestros niños podrán dar muestras de que aunque no tenemos recursos tienen organización estricta. Todos van con el uniforme azul, en cuya espalda resplandece la palabra OEIDIH. Y en sus rostros florece la esperanza que nace de la alegría de saberse amparados… Y así, entre canciones, nos sorprende la institución de Iniciativa Comunitaria…
III
El día “se ha portado” de lo mejor. Ni una llovizna durante todo el tiempo. De modo que nuestro programa se desarrolla como estaba previsto. Los estomatólogos han descubierto bocas de una virginidad estomatológica increíble. Bocas con dientes que no habrían resistido una semana más. Bocas que por un milagro de la supervivencia no habían hecho estallar en llantos a sus dueños. Simultáneamente otras bocas entonan canciones, y se estrenan con músicos profesionales que han venido de Puerto Rico a cantarle a la esperanza, y a fundar el imperio del amor. Y sin ensayo “suben” a la tarima imaginaria. Pero cantan. Cantan a Dios… Cantan al dolor y a la alegría. Cantan a una ciudad que se estremeció desde sus montones de escombros, llevándose la imagen de sus padres, que se esfuman ahora en sus recuerdos… Los visitantes les regalan maracas (o “tchatcha”s, como se les dice por acá) y se arma la gorda, porque un concierto con más de cien maracas no hay quien lo entienda, sobre todo si tenemos en cuenta que cada maraquero tiene un concepto rítmico diferente y tiene también un diseño musical distinto. Pero al final una ensalada musical de tonalidades especiales es algo que el oído más ingrato no deja de apreciar positivamente, si tenemos en cuenta que es un espectáculo irrepetible. Teatro, con nuestro grupo Challenger y otras representaciones escénicas, entre las cuales los de los demás orfelinatos tuvieron una participación más destacada, fueron motivos para matizar nuevas escenas en un contexto totalmente innovador.
III
La doctora Luz es la directiva de Iniciativa Comunitaria, una institución que nos da asistencia una vez al mes con médicos que vienen desde a nación boricua a solidarizarse con nosotros los que de algún modo tenemos Haití en los genes y en el alma. Ella facilitó la infraestructura para que este evento se desarrollara con todo éxito. De modo que no resultó extraño que al final del evento todos los médicos, estomatólogos, auxiliares y demás personal paramédico se fundieron en un abrazo múltiple con los niños nuestros. Eso nos dio la medida de que los niños de nuestra institución agradecieron con el alma el que les hubieran dado un espacio en el corazón de los la nación de Albizu Campos…
…Ahora el pastor Ezequiel Batista me interroga con la mirada, como si quisiera saber mi punto de vista en relación con los acontecimientos del día que fenece. “Ha sido lo mejor que hemos visto en OEIDIH. Simplemente un sabadazo” Porque fundamos la esperanza. Y aun cuando el proyecto que queremos defender no tiene patrocinadores, damos el pecho a la incertidumbre con la coraza de la fe, que es en definitiva lo que nos ha permitido llegar hasta aquí con este manojo de estrellas amontonados a nuestros pies.

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