jueves, 2 de junio de 2011



Gracias Petra

I

Hoy es un día especial. No es Día de Reyes. Evidentemente, porque ya junio cabalga en su furioso corcel de aguas y ciclones, y los Reyes Magos no se llenan los botines de charol del barro de Port au Prince, en busca de un desdichado que con la mano tendida lo espera desde su mundo de fantasías y quimeras. Aun así, en nuestra˗ casa orfelinato se ha armado “la gorda” Los niños están como desquiciados. En medio de su condición irrevocable de niños que fueron arrancados del tronco madre de sus familias naturales, el fatídico 12 de enero, ha habido (como casi todos los días) un nuevo rayo de esperanza que refulge sobre sus cabezas) Han llegado una cajas desde la lejana República Checa. (Específicamente dos) Las abrimos… Y se hizo la luz. ¡Wau! Muchos juguetes, ropa, almohadas y otros elementos necesarios para el desenvolvimiento de nuestra vida en común. Saben los niños que ellos son los destinatarios; por tanto hay expectativas (¿¡Qué me tocará?!). La Pastora Yaniurka Mosqueda después de haberlas abierto prueba algunos de estos… ¡Una ranita, saltando, “croa” como si estuviera en su mejor laguna; aquel osito koala deslumbra desde su “mirada tiernamente ingenua”; aquella mochila invita a un picnic con todas las de la ley! Los mayores aprovechan que algunos, los más pequeños, creen en la identidad real de la ranita que saltando detrás de ellos trata de darles alcance. El más pequeño de todos, James, a punto de histeria, se defiende de las embestidas del “monstruo” que les ha venido a invadir la tranquilidad. Y hasta ha sido necesario intervenir, a fin de imponer un poco de clama natural al evento de locura que se ha desencadenado frenéticamente. Otro niño prueba uno de los juguetes “¿¡Madam, me puedo quedar con éste?!... ¿¡Y con este?! ¿¡Y éste?! Y así, de buenas a primeras todos reciben la bendición de una juguetería que desde el otro lado del planeta les ha mandado un montón de estrellas y alegrías.

II

Dice un adagio cristiano que las misiones se desarrollan con los pies de los que van, las rodillas de los que oran y las manos de los que dan. Nosotros nos encontramos al frente de una misión de nuevo tipo. Porque enfrentar el reto de atención de un grupo de niños desamparados, sin recursos materiales demanda de una gran dosis de fe. Sólo esa es la que nos ha permitido navegar en las inciertas aguas de una ciudad en ruinas. Hay de todo en esta ciudad… Desde los que se aprovechan de la precaria situación de los desamparados y a base de fotos que después circulan por el mundo a fin de recaudar su presupuesto se engordan la panza, hasta los que vienen a donde nos encontramos los que de verdad estamos trabajando y toman fotos de nuestra realidad, para hacerla “suya” y presentarse como los benefactores. Diseñan fantasías en el aire, y sin saber de qué manera, hacen creíble una historia, cuyos protagonistas se encuentran en otras latitudes de la ciudad. Tales personas tienen una deuda enorme con Dios, a quien nadie podrá engañar, pues es el que todo lo sabe. Muchos se preguntarán cómo nos mantenemos en pie, si no tenemos siquiera aprobado el presupuesto para mantener en pie un proyecto que nos haga navegar hacia puerto seguro. Pues, nada. Ahí va la respuesta. Hay en todos los rincones del mundo almas que son gemelas con las de los ángeles, querubes y serafines. Una de ellas es Petra, una ciudadana checa que nos ha ayudado contantemente y con todo su corazon. Al conocer nuestras pretensiones de dar techo a los niños sin amparo paternal, por las circunstancias ya conocidas nos ha apoyado aportando el presupuesto para el alquiler del local del orfanato, y una que otra vez nos envía desde Europa recursos que distribuimos entre los niños más necesitados. Petra, aún no te conozco, porque llegué de Cuba después de que tuviste ese gesto tan cristalino, de armarnos la esperanza. Pero te imagino como alguien cuyo corazón no le cabe en el pecho de tanta grandeza. Sin dudas, aunque estés en la república Checa, estás con nosotros, hombre con hombro, desarrollando este propósito de no dejar desamparado a ningún niño, porque sus padres ya no están entre los vivos. Eres también una misionera, porque has aportado recursos inestimables a nuestra causa humanitaria y quijotesca. Porque las misiones sólo pueden ser posibles si los que van, caminan; los que dan, aportan y los que oran, piden a Dios que interceda por nosotros. Gracias, Petra, porque sin ti nuestra barca no podría haber avanzado muchas millas, pues el combustible escaso habría hecho que quedáramos al pairo, es decir, a la deriva.

MSC Arnoldo Civil Urgellés

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