lunes, 8 de agosto de 2011

Sólo por amor, y nada más que amor



La tormenta luego devenida en huracán tropical Emily nos trajo un poco de amargor en los labios y en el alma. De un lado estaban los más de un millón de seres humanos que bajo las carpas esperaban por la decisión del Altísimo… Si pisaba el suelo haitiano sobrevendría la hecatombe. Podía haber muertos hasta de un infarto. No es cosa de juego el esperar una masa de aire que se desplaza a grandes velocidades, amenazando con llevarse todo cuanto se interponga en su paso arrollador. Por otro lado nos atenaza la angustia de la separación…Literalmente nos atenaza el cuello, porque se acabó la semana de confraternización que la organización portorriqueña de misioneros “Nueva Generación Haití”, que bajo la dirección del querido hermano Jorge Nieves y un grupo de apasionadas personas, de los cuales ya les habíamos esbozado un aperitivo informativo hace solo unos días, hicieron estremecer nuestros cimientos de emoción. Tanto amor desbordado no cabría en estas raquíticas páginas.
Tras el abrazo que siempre precede las separaciones angustiosas, las lágrimas arrasando los ojos de cada uno de los protagonistas mientras se disponía a tomar el auto que los trasladaría al aeropuerto de la capital haitiana “Tousaint Louverture” yo me preguntaría cómo se pudo sedimentar en tan breve tiempo un amor que solo importa a las personas afiliadas a las grandes causas. No es común que dos grupos de personas con solo una semana de haber trabado conocimiento hayan constituido un lazo de amor de tanta solidez, al extremo de que al momento de la separación, el huracán haya ocupado un segundo plano, aún con la ola de amenazas que sobre la capital del país más deteriorado del hemisferio ¿Cómo podría haber sido posible que la despedida se hubiera convertido en una acontecimiento de profundo dramatismo? Lágrimas pudiera haber en los oijs de una persona. ¿¡Pero en los ojos de todo el colectivo, lo cual incluye a los que se van y los huérfanos que se quedan?! Parece poco probable que usted encuentre la repetición de este hecho en otra latitud del planeta o en otro momento del devenir de nuestra historia. Si me lo preguntaren, tal vez no sabría explicar con lujo de detalles la causa. Tal vez haya que encontrarla en el amor que Dios nos ha insuflado a todos los que creemos en Él. Quizás usted me entendiera mejor si fuésemos a los inicios…
II
Es bien estrada en la tarde. Los niños esperan visita. Es normal que esto suceda. Ya nuestra institución va siendo un poco la noticia del Puerto príncipe lastimado por las circunstancias y por la propia sociedad que se encarama sobre los escombros para ver pasar su cadáver, sin hacer algo por remedia su situación lamentable. Descargan sus valijas los visitantes y se presentan: Jorge y Ángela Nieves (Un lindo matrimonio que nos regalaron el amor a cántaros); Juan Ferrer Pérez y Bárbara León Cournier, otro matrimonio que tienen las manos habituadas a regalar estrellas a los desventurados; Gladis García; Dolores, (Lola) García, quienes vinieron con un doctor, cuyo nombre se nos ha escapado de la agenda, porque no se estuvo todo el tiempo, sino que al final de su consulta se retiró con una maleta llena de recetas para el envío de espejuelos a todos los niños de OEIDIH. Kenny, el más joven del grupo se convirtió en el mayor foco de atención.
No más que bajaron sus valijas, y nos presentaron sus credenciales, se dieron a conocer con nuestros niños. Y a los pocos minutos ya eran como de la familia. Debo advertirle que nuestros “hijos” están acostumbrados ya a Ver el amor por doquier; sin embargo hay veían el amor de otra dimensión; un amor que saltando la frontera y la distancia, se les presentaba así, como si nada.
III
Amanece. Desde muy temprano Bárbara, quien es un poco como el alma del grupo, prepara las sorpresas de los niños. Títeres, actores improvisados, muchas veces salidos de entre los propios espectadores, artistas de última hora, se van fogueando en al desarrollo de las actividades diseñadas para que nadie cometa la osadía de olvidar estos inolvidables momentos. Los niños ríos, baten palmas, acaparan las enseñanzas que teniendo un trasfondo bíblico, se l es cuelan por los poros y por el espíritu. Cada momento es único, irrepetible, singular. Son escenas nunca vistas. Pero lo que más les llama la atención es la rápida retro-auto-asimilación que logran entre sí los miembros de ambos colectivos. Y yo, que acostumbrado estoy a estos avatares, me quedé perplejo. Dios se ha encargado de hacer la maravilla de encanto; de fabricar desde el fondo de un corazón que hasta ayer no había sonreído, ni con las actividades que nosotros acostumbramos a presentarle, una sonrisa cristalina, como de un manantial de aguas cristalinas que se desliza por una pendiente escarpada.
Hermanos de Puerto Rico, OEIDIH quiere dejar constancia pública de nuestro agradecimiento. Trajeron amor, y no lo escatimaron. Y solo por amor pudieron hacer el milagro de trocar una nube oscura en arcoíris; o un turbulencia en tintineo de campanas. Gracias a Dios …Y a ustedes. Solo se ha podido lograr este milagro, por amor
ija

lunes, 1 de agosto de 2011

Amor a manos llenas



Razones ajenas a nuestra a nuestra voluntad han hecho que nos hayamos mantenido alejados de nuestros lectores. Compartimos otros quehaceres en este laborioso país; y las circunstancias nos impusieron un conjunto de actividades impostergables. Vencido ese obstáculo, volvemos, a la carga con elementos de interés.
Hace cuatro días la organización OEIDIH recibion la bendición del Altísimo. Un grupo de misioneros de la hermana isla de Puerto Rico, liderados por los hermanos (y una sola carne en Cristo) Jorge y Ángela Nieves, quienes lideran la organización benéfica y misionera Misioneros Nueva Generación de Haití. Ellos movidos por el interés despertado por nuestros niños se han acercado a OEDIH a fin de tomarles la temperatura espiritual. Y eso han hecho a lo largo de todos los días que han permanecido entre nosotros, compartiendo nuestro techo, nuestra mesa, nuestras alegrías, nuestro amor, nuestras esperanzas, nuestro Dios y todas las cosas buenas que de sus corazones brotan.
Han sido tantas las actividades desarrolladas que va a resultar difícil poderlas resumir en unas pocas páginas. Esa es la razón por la cual prometemos a nuestros lectores írselos presentando a medida que nos vayamos adentrando en el desarrollo de nuestro quehacer informativo. De nada valdría que habláremos de todo el conjunto de actividades realizadas por los mismos sin antes haberselos Conocer a tan ilustres sujetos, quienes tripulando un carrousel de alegrías destaparon el cofre misterioso donde duerme el duende de la imaginación de nuestros niños huérfanos. Basta decir que solo por la magia de ese amor que nos inspira el Espíritu Santo lograron el milagro de arrancarle una sonrisa a uno de nuestros niños a quien nunca pudimos ver esbozar siquiera un atisbo de alegría. Fueron varios días los que tuvo que convivir con sus padres muertos bajo los escombros, y cuya vida se salvo milagrosamente en una historia apasionante que quizás un día, cuando el tiempo lo permita, se la pueda contar. O que importa ahora es que product de todas las actividades realizadas por estos misioneros se nos agrandó, se nos dilatٕó de gozo el corazó al verlo sonreir, y más, reír a mandíbila bariente. Qué no se logra cuando tenemos presente el amor. Pore so convengamos en una cosa. Yo se los presento, y en un próximo momento les iré hablando de cada uno de estos ilustres inquilinos que desembarcaron en neustras playas con una barco de amor. A Dios las gracias por tan spiritual regalo.
Un dato adicional Esa que sonríe, abrazada de una pequeñuela es la misma Sandra, a quien las circunstancias nos unieron para estar juntos en las malas y en las buenas,
y a quen ustedes ya conocen de otros relatos, en los que el color de la sonrisa, como nuestro primer niño, se había esfumado de su rostro.
MSC Arnoldo Civil Urgelles