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Llorar con los que lloran
La catástrofe efectuada el 12 de marzo del 2010 a dejado al país más pobre de todo centro América literalmente en ruinas, como expresa la Biblia cuando Nehemías reconoció la tierra de Jerusalén piedras sobre piedras. Una de las cosas más tristes que puedo ver al caminar por las calles es la destrucción de cientos de Iglesias las cuales cayeron sobre muchos pastores, lideres, y miembros que oraban y cantaban a nuestro Dios en sus diferentes servicios de culto.
Quizás muchas personas cuestionan a Dios y se preguntan en su interior porque Haití nuevamente, cual es la causa de que este pequeño País no salga de una para entrar en otra, Huracanes, secuestros, temblores de tierra y muchas cosas más.
Pienso que el momento es apremiante y más que hacernos preguntas, es la hora de llorar con tantas personas que viven en las calles, muriendo por la falta de pan y agua, otros que padecen en sus enfermedades sin medicamentos ni atención especializada, otros que buscan que encontrar en medio de la desesperación en los basureros, es el momento de unirnos como iglesia universal y contribuir a esta gran necesidad dejando a Dios obrar en nuestras corazones. Juan 10.10, filipenses 4.11.
La situación que actualmente se vive en Haití es indescriptible, mal olor por donde quiera que pasas, las principales cárceles se abrieron como consecuencia del impacto trayendo esto como consecuencia que los prisioneros estén en las calles desordenado y matando a victimas solo por sembrar el terror en las calles, nosotros como organización nos resta orar y hacerles un llamado a todo aquel que desee cooperar en alguna cosas para hacer de este País un lugar un lugar donde todos puedan reír la disfrutar de una vida en abundancia.
la biblia nos dice que Jerusalén fue destruida totalmente por diversas causas, pero se nos afirma que Dios levanto hombres para que la reconstruyeran como Edras, Nehemías. Este es nuestro llamado reconstruir a Haití, no solamente en la infraestructura y ayuda material sino espiritualmente, es la ora de predicar el verdadero evangelio y hacerle ver al mundo que nuestro Dios es un Dios que nos bendice aun en medio de las catástrofes.
